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viernes, 8 de enero de 2016

Narvik


Narvik, 10 de Abril de 1940.
Apenas llevamos un día en estas frías tierras y ya tengo ganas de irme. No sé que hago aquí en Noruega, con lo necesaria que es mi presencia (y la de todos los demás) en el frente contra Inglaterra. Noruega no es nuestro enemigo, al menos no del modo en que lo son los ingleses.
Mi Alemania natal es fría, aunque no tanto como estas inhóspitas tierras. Hemos entrado desde el mar hasta la ciudad, ha sido una tarea fácil, ya que el ejército noruego no está preparado para resistir una invasión del III Reich. En cuanto entramos en la ciudad rindieron sus armas, y los que no, huyeron hacia los bosques cercanos.
Las tácticas empleadas por nuestro glorioso ejército son infalibles. La Fall Weiss[1] en septiembre del año pasado fue coser y cantar. Las blitzkreig[2] facilitan nuestras victorias. Los rápidos movimientos de los vehículos de guerra y el miedo que provocan en nuestros enemigos son los mejores aliados que tenemos.
Ahora el capitán nos ha dicho que tenemos que descansar. Mañana tenemos que continuar con la operación y acabar con toda la resistencia que podamos encontrar en los bosques.

Narvik, 11 de Abril de 1940.
Tras la exitosa operación de ayer, hoy nos vamos a adentrar en los bosques para seguir avanzando.
Hemos desfilado por las calles de esta ciudad demostrando que nadie tiene posibilidad de oponerse a nuestro potencial en esta operación Weserübung. La gente nos aclamaba y nos lanzaban flores a nuestro paso, otros nos vitoreaban desde las ventanas y algunos niños nos han ofrecido pan recién hecho y algo de comida.
Nos adentramos en el bosque y caminamos durante horas. No había rastro de los huidos. Miramos tras cada árbol y cada matorral, debajo de cada piedra y nuestros perros husmearon en cada escondrijo, pero allí no había nadie.
Entonces lo vi y fue cuando lo comprendí todo. Aquel animal era el más hermoso que había visto jamás. Era un ciervo muy extraño, con el pelaje oscuro, y en él se dibujaban formas imposibles de color blanco. Filigranas y espirales en su lomo, líneas curvas en las patas. La cosa era de color blanco, cruzada por una línea oscura. Los largos cuernos se confundían con las ramas de los árboles nevados, ya que parte de ellos era blanca y descendía hasta la nariz. Sus ojos, de un azul como el del cielo, estaban remarcados del mismo blanco que el resto de la piel.
M quedé allí mirándolo mientras mi batallón avanzaba de modo inexorable por aquel bosque. No era capaz de moverme para seguirlos; aquellos ojos me tenían hipnotizado. Avancé un paso hacia él y, entonces, dejó de mirarme y huyó del lugar dando cuatro grandes saltos.

Bosques de Narvik
Llevo días buscando de nuevo aquel ciervo maravilloso. No sé exactamente cuanto tiempo llevo aquí, ya que perdí la cuenta hace mucho. La nieve ha desaparecido y los tiernos brotes de los árboles han hecho su aparición.
He visto cientos de ciervos, pero ninguno es el mío.
Tengo mucho hambre, he sobrevivido a base de raíces y pequeños animales que he conseguido cazar.

Ha transcurrido mucho tiempo y todavía no he conseguido mi objetivo. El verano pasado rápido y el otoño está llegando a su fin. Las primeras grandes nevadas han hecho aparición y el suelo está totalmente cubierto de nieve. Los días son muy fríos y las noches más aún.
No sé que ha sido de mis compañeros ni con la conquista mundial que quería llevar a cabo el Führer. No he tenido otra cosa en la cabeza que el ciervo desde el día en que lo vi. Sé que pronto daré con él.

¡Hoy lo he vuelto a ver! Sigue siendo un animal fantástico, tanto como la otra vez. Aquellos ojos me volvieron a hipnotizar. Me quedé sin moverme durante varios minutos y cuando por fin lo hice, el ciervo de nuevo escapó con un par de saltos.
Ahora mismo lo estoy viendo. Mientras continuaba escribiendo este pequeño diario, el animal se ha manifestado ante mí. Ahora me está mirando con sus magníficos ojos. Sus orejas se han movido en busca de algún ruido que lo ponga en peligro, me mira de nuevo…

Fragmento de un diario encontrado en manos de un soldado alemán desaparecido el 11 de abril de 1940 en los bosques cercanos a la ciudad Noruega de Narvik.

(Dibujo de Inés García Gómez)



[1] Invasión de Polonia en septiembre de 1939.
[2] Literalmente, guerra relámpago.

1 comentario:

  1. Robe, acabo de leer un texto maravilloso. El final tiene un halo de misterio increible. Sin giros ni sorpresas, me enganchaste muchísimo.
    Saludos.

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