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martes, 16 de julio de 2013

Roberto en El Conventico (4)


     Roberto fue despertado en mitad de la oscuridad para el rezo silencioso en su cuarto con sus compañeros. ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo? Por una parte le habían parecido simplemente unas horas, pero por otra, le parecía que casi hacía un día. En el exterior era noche cerrada aún, así que no debería de haber estado mucho tiempo durmiendo. Cuando acabaron el rezo le dejaron que volviera a dormir mientras el resto se dedicaba a otras labores. Pasadas unas horas le llevaron una bandeja con comida de la que dio cuenta en poco tiempo ya que estaba hambriento. De nuevo le dejaron volver a dormir cuando acabó con el contenido de la bandeja.
     – Descansa hermano Sixtrel; dentro de unas horas tendrás que realizar una difícil tarea– le aconsejó el monje que le había llevado la comida, justo cuando Roberto se sumergía en un placentero sueño.
     En ese sueño estaba él caminando por un bosque que no conocía, y muchas cosas bellas flotaban a su alrededor: mariposas, aves, polen... Era una bonita tarde de primavera y él era feliz. Iba con otras personas pero su rostro no se mostraba claro, sólo podía distinguir que eran dos chicas y tres chicos. Al llegar a un claro del bosque, el dulce sueño se tornó en una horrible pesadilla. Las personas que iban a su lado se deshacían y se iban cayendo a pedazos a cada paso que daban. El cielo azul se tornaba en un cielo negro lleno de nubarrones, se avecinaba tormenta y varios rayos y truenos hicieron su aparición. Aquel bosque tan hermoso por el que iba paseando se convirtió en un lugar desolador, lleno de árboles muertos unos, y quemados hasta casi la raíz otros. De entre los truenos surgía una terrible figura que tampoco podía identificar, pero tan sólo de verla se le helaba la sangre.
     Entonces despertó sobresaltado. El Elegido estaba al lado de su catre cuando abrió los ojos.
     – Venía a despertarte pero veo que no hace falta– le dijo con aquella voz de ultratumba característica de todos aquellos monjes, pero más marcada en aquel personaje líder.

2 comentarios:

  1. No hay nada peor que despertar de una pesadilla y esncontrarse en otra.

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  2. No hay nada peor que despertar de una pesadilla y darse cuenta que se encuentra en otra.

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