Derechos de Autor

Todos los artículos publicados en este blog están protegidos por la ley. Salvo indicación al contrario, todo lo aquí publicado está protegido por licencia Creative Commons, por lo que el material se puede reproducir siempre y cuando se nombre al autor del mismo, no se podra comerciar con él y tampoco se pueden hacer trabajos derivados

martes, 12 de marzo de 2013

La silueta del árbol


Cuando se dio cuenta de donde estaba, Gabi, se puso a temblar sin saber porqué; había pasado por allí pero nunca le había dado por entrar en aquella casa. Todos decían que estaba encantada pero él nunca lo creyó quizá por eso era por lo que se encontraba allí ahora.
Toda la culpa la tenía Javi que le había quitado el monedero y lo había arrojado contra uno de los cristales que se había roto y había permitido el paso de su cartera al interior de la casa; y ahora le tocaba ir a por ella. Si no hubiera sido tan bocazas de decirle a Javi que llevaba una foto de Mariví éste no se la hubiera quitado para verla, no se hubieran enfadado y él no estaría allí ahora mismo.
Algunos rayos del sol entraban en la casa pero eran tan escasos que no veía lo suficiente para encontrar su cartera. De pronto un ruido tras él lo puso alerta; se giró pero no vio nada a sus espaldas, cuando se giró de nuevo una persona enorme se encontraba frente a él; debía de medir lo menos dos metros y medio. Gabi nunca había visto a nadie tan alto ni siquiera a los jugadores de baloncesto.
– ¿Buscas esto?– le preguntó el gigante enseñándole su cartera.
– Sí, verá es que mi amigo Javi la lanzó aquí y como pensé que no vivía nadie me he colado. Discúlpeme– intentó excusarse Gabi muerto de miedo ante aquella persona.
– Esta es mi casa– le dijo el gigante con una voz muy profunda.
– Lo sé, pero creí que nadie vivía aquí y quería mi cartera...
– ¡SILENCIO!– gritó el dueño de la casa extendiendo el brazo hacia el intruso; éste retrocedió como golpeado por una ráfaga de aire que había salido de la mano del gigante.
El gigante se acercó a Gabi y lo tomó por el pelo levantándolo de un fuerte tirón; de los ojos de Gabi comenzaron a salir lágrimas de dolor. El gigante le cogió la cara con la mano libre y lo estampó contra una pared. Un gran desconchón con una mancha de sangre apareció en aquella pared. Gabi cayó al suelo sangrando por la cabeza. Con mucha dificultad intentó incorporarse; cuando estaba de rodillas el gigante le dio una patada en la cara que lo sacó de la casa por la misma ventana por la que había entrado la cartera.
Su amigo Javi lo vio salir por la ventana y corrió a ayudarlo.
– Gabi, ¿estás bien?, ¿por qué has saltado por la ventana?
Gabi se puso malamente en pie y le dijo a su amigo
– Vámonos de aquí antes que salga esa bestia.
– ¿Quién?; si esta casa está vacía.
Sin decir nada más Gabi salió corriendo. Javi se acercó a la casa y miró por la ventana rota y vio en el centro de la habitación el monedero de su amigo. Entró y lo recogió para devolvérselo cuando lo volviera a ver. Pero nunca volvió a verlo ni a saber nada más de él. Ni Javi ni nadie más lo ha vuelto a ver. Sus padres lo esperaron día tras día hasta que se volvieron locos. Su amigo Javi también lo esperó; lo hizo en el patio delantero de la casa apoyado en un árbol, lo esperó tanto que acabó convirtiéndose en parte del tronco del árbol. Aún hoy si pasas frente a la casa y te fijas en el gran ciprés de la entrada se puede ver sobre el tronco una silueta humana: la silueta de Javi.

Gabi no volvió a dar señales de vida hasta que hace varios días recibí una carta suya contándome esta terrible historia. Y aquí te la envío yo para que sepas lo que le sucedió a este pobre desgraciado y lo hagas público y que a nadie le pueda ocurrir lo que a él.

1 comentario:

  1. Un relato surrealista donde no se sabe si la peor parte se la llevó Gabi, o sus allegados.
    El sujeto gigante mete miedo.
    Buen relato, Robe.
    Saludos.

    ResponderEliminar