Fernando y Dani pensaban que estaban bien ocultos y
que, como nadie los veía, podían actuar con sigilo. Sin embargo, cuando apenas
llevaban allí un minuto alguien los sorprendió. Los dos se llevaron un susto de
muerte; estuvieron a punto de chillar pero el miedo se lo impidió. Pronto se
relajaron, al ver que el que los había sorprendido no era otro que su amigo
Juan Cruz.
– Joder Juantxi, que susto nos has dado– le
dijo Fernando.
– Lo siento– se disculpó– es que os vi venir hacia
aquí y decidí unirme a vosotros.
Los tres se contaron sus aventuras, Juan Cruz le
contó lo del gato en la cocina y sus dos amigos le contaron lo del sacrificio
que pensaban que se iba a celebrar. Juan Cruz les contó que había estado
durante mucho tiempo en el huerto del fondo a oscuras, como si no hubiera
amanecido nunca. Fernando y Dani le contaron que a ellos su estancia en la
habitación se les había hecho eterna, pero que al salir aún estaba oscuro y no
sabían si había pasado un día o si aún era de noche. Juan Cruz también les
contó que había visto como Roberto, la noche anterior, había ido hacia la
pequeña capilla del patio y por eso salió afuera sin esperarlos.
Tras contarse todo lo sucedido pusieron sus mentes en funcionamiento
para urdir un plan y liberar a sus tres amigos y salir todos de allí. Juan Cruz
había visto entrar a Roberto en la capilla pero no le había visto salir, así
que, todavía continuaría allí preso por aquellas criaturas; y si Fernando y
Dani estaban en lo cierto a Laura y a Silvia también las llevarían allí para
celebrar aquel rito del sacrificio. Ojalá llegasen a tiempo para evitarlo.
Corrían el riesgo de ser descubiertos pero el valor de sus amigos no tenía
precio.
Bueno, esto parece que quiere terminar. Veamos qué sale de este encuentro.
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