Cuando a la mañana siguiente se despertaron la luz
del sol bañaba sus rostros; pero no despertaron a la puerta del Conventico,
donde se habían quedado dormidos, si no que Laura y Silvia despertaron en la
habitación en la que se habían metido a buscar carboncillo, Dani y Fernando en
la buhardilla, Juan Cruz en la gran habitación central del piso de arriba.
Ninguno de ellos sabía que era lo que les había pasado. Simplemente recordaban
que la noche anterior habían ido al Conventico después de las cervezas
y... no recordaban nada más. Primero se juntaron Dani y Fernando con Juan Cruz,
luego más tarde los tres con las dos chicas en el vestíbulo. Todos estaban
preguntándose qué era lo que los había sucedido sin hallar una respuesta
coherente, cuando una profunda voz habló desde el patio.
– Joder, me he quedado dormido en aquella puta
capilla. ¿Por qué nadie me ha despertado?– preguntó Roberto.
Todos se giraron asustados por aquel tono de voz tan
ronco.
– Y encima me he puesto malo.
Los seis amigos se juntaron en el vestíbulo, le
explicaron a Roberto que ellos también se habían quedado dormidos y que hacía
unos minutos que habían despertado. Luego salieron de allí; cuando lo hicieron
una extraña y placentera sensación los invadió a todos.
– Alguna vez os habéis preguntado por qué nunca hay
gatos en el Conventico– preguntó Roberto.
– ¿A qué viene esa pregunta?– contestó Juan Cruz.
– No lo sé, simplemente es que se me ha pasado por
la mente ahora mismo– dijo Roberto–. Joder que calor que hace– y se quitó la
cazadora.
– Robe, ¿qué es eso que tienes ahí?– le preguntó
Laura señalando una marca que tenía Roberto en un brazo; era una ampolla muy
grande.
– No lo sé; parece una quemadura, pero no sé con qué
me habré quemado.
De repente se giró para mirar hacia el Conventico
y vio salir un poco de humo de la cocina.
– Mirad, debemos haber encendido fuego y no lo
apagamos antes de quedarnos dormidos. Menos mal que no se ha prendido todo el Conventico–
les dijo a sus amigos.
– Pues sí– contestó Silvia–. Joder, me cuesta
hablar, como si hiciera años que no lo hiciera.
– Yo no recuerdo haber encendido nada– dijo
Fernando.
– Ni yo– dijeron a la vez Dani y Juan Cruz.
– Nosotras tampoco– dijo Laura.
– Igual fueron Manolo y estos– dijo Roberto–. ¿Por
cierto los visteis por allá arriba?
– No– contestaron al unísono Juan Cruz, Dani y
Fernando. Y sin más comentarios continuaron el camino de regreso a San Pedro.
Esto sólo es un fragmento de "El Conventico". Si te ha gustado y quieres saber todos los detalles de esta historia no dejes de visitar http://megustaescribir.com/members/sangrando/obras/ y allí leer la obra completa, puntúarla y añadirla a tu biblioteca. Espero que hayas disfrutado tanto leyéndola como yo escribiéndola.
Esto sólo es un fragmento de "El Conventico". Si te ha gustado y quieres saber todos los detalles de esta historia no dejes de visitar http://megustaescribir.com/members/sangrando/obras/ y allí leer la obra completa, puntúarla y añadirla a tu biblioteca. Espero que hayas disfrutado tanto leyéndola como yo escribiéndola.
Hola Robe, agradezco que pasaras por mi blog y vine a devolverte la visita.
ResponderEliminarSin embargo, es difícil seguir una novela de misterio, sobre todo si está empezada. Por lo que vi en la web, muy pocos pueden leer una novela en entregas hasta el final.
¿No tenés relatos o textos más cortos?
Un saludo desde Buenos Aires.
Sí, hay relatos cortos al principio. De hecho, casi todo son relatos cortos salvo este último que es un poco más largo y lo fui poniendo por entregas. Si vas visitando las entradas más antiguas irás encontrando relatos breves. Muchas gracias por la visita
EliminarBueno, mi amigo, esta fue una historia terrorífica que nos tuvo en vilo mucho tiempo. El final me deja con un sabor extraño en la boca, porque te deja con más preguntas que certezas de todo lo sucedido en el Conventico. Pero hace que la historia gane en intriga, y la hace más enigmática.
ResponderEliminarMe entretuviste durante todas las entradas publicadas, algunas muy macabras.
Te felicito, Robe. Después te comento y pongo puntos a la obra en megustaescribir.
Te mando un abrazo.