Köufar era un ser humano con cierta
deformidad que los monjes consideraron como una bestia. Debido a su aislamiento
no había aprendido a andar erguido totalmente ni a hablar; se comportaba como
un salvaje. Estaba tan acostumbrado a la oscuridad que la mínima ráfaga de luz
le dañaba.
Cuando Köufar vio que la puerta se abría se
arrinconó en una esquina para que no le diera nada de luz, y para que los
monjes no le castigaran. Había intentado huir en varias ocasiones, pero al
acercarse a la puerta la luz lo cegaba y los monjes lo apaleaban hasta que
volvía al rincón en el que se refugiaba ahora. Las veces que había capturado a
algún monje y lo había matado lo habían tenido castigado sin comer durante una
semana; la primera vez casi se muere de hambre pero las otras dos vivió a base
de los restos de los monjes y, cuando estos se le acabaron, de sus propios
excrementos.
La puerta se cerró de nuevo y distinguió un nuevo
bocado para él. Estaba de suerte, comería carne humana fresca después de muchos
años sin hacerlo; era su favorita, pero apenas se la daban. Al acercarse y ver
que Silvia no se movía pensó que estaba muerta y la dejó allí. Nunca comía nada
que no hubiera matado él mismo, era como un reflejo de supervivencia que había
desarrollado con el paso del tiempo, tras una indigestión que cogió al comerse
un gato muerto que le habían dado y que ya estaba en estado de descomposición.
Silvia se había dormido la otra noche en la habitación con Laura; cuando
entraron a por su compañera para el sacrificio le echaron por encima unos
polvos narcóticos que la dormirían hasta varias horas después de la operación.
Durante el tiempo que estuvo bajo los efectos del sedante soñó que la separaban
de Laura y que a cada una le aplicaban una tortura distinta, pero que no sabría
decir cual era. Aunque estaban muy separadas, ella podía oír los gritos de
dolor de Laura y también podía sentirlo; Sin embargo, era incapaz de sentir su
propio dolor. Veía cuchillos y tijeras de un tamaño descomunal que se movían
con soltura por todo su cuerpo y sesgaban partes del mismo sin que ella pudiera
hacer nada. Luego, de pronto, todo se puso oscuro y lo único que recordaría al
despertar sería una criatura monstruosa. Nada más próximo a la realidad que lo
que iba a ver al abrir los ojos.
Me encanta el monstruo que creaste. Hasta siento lástima por él.
ResponderEliminar