Otra bocanada de sangre salió de la boca de Silvia
cuando intentó gritar de... ¿dolor? De la boca de Laura sí que salió un grito
de horror ante aquella visión. De nuevo el monje salió de su cuarto con la vela
en la mano.
– ¿No os he dicho ya que no se puede gritar a estas
horas de la noche? ¿Quieres que te cortemos la lengua como a tu amiga?
La lengua. Le habían cortado la lengua a Silvia por
gritar. Pero... ¿cuándo?, si ella no lo había visto y había estado allí en todo
momento. ¿O no? A Silvia le cuadraban las cosas menos que a Laura; ¿cómo le
habían podido cortar la lengua sin que se enterase? Ella había visto como
cuando salió el monje, cogió a un gato y le arrancó, primero, la lengua y luego
las cuatro patas dejando como resultado un amasijo de pelo y sangre realmente
asqueroso, por eso se había puesto a llorar. Pero de ahí a que le hubieran
cortado la lengua. ¿Acaso habrían hecho una especie de embrujo a través del
gato para que lo sufriera ella?; si era así entonces ¿por qué aún conservaba
los brazos y las piernas?
Terrible lo de Silvia y la imagen de lo que le hicieron al gato, genial, Robe.
ResponderEliminar